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Cuando aprendes a entender lo que sientes en cada momento y a sacar el mejor partido de cada emoción, tu vida da un giro de 360º.
El principal objetivo de la terapia emocional es enseñarte a comprender que sientes en cada momento y darte las herramientas para gestionar esas emociones en tu beneficio. Es decir, ser capaz de nombrar cada emoción, comprender para qué la sientes y actuar desde la autocomprensión para tomar las mejores decisiones.
¿Alguna vez te has enfadado tanto que has dicho o hecho cosas de las que después te has arrepentido?, ¿o te has sentido triste sin entender muy bien porqué y sin saber como salir de esa tristeza?, ¿o el miedo te ha paralizado sin dejarte tomar ninguna decisión?
Un terapeuta emocional te enseña a trabajar la consciencia emocional (saber identificar y nombrar lo que sientes) y la gestión emocional (saber reaccionar de manera emocionalmente inteligente para que tu vida sea mejor, no peor).
Si sientes que tienes dependencia emocional hacia alguna persona de tu entorno; pareja, madre o padre, amistades… en tu proceso de terapia emocional aprenderás a pensar y sentir por ti mismo diferenciando lo que tú necesitas de lo que necesitan los demás para que puedas ser una persona libre emocionalmente hablando y tomar tus propias decisiones sin miedo y libremente.
Cada una de las emociones que sientes (existen más de 300!) son una brújula que intenta guiarte en la mejor dirección. Lo que ocurre es que vivimos de espaldas a ellas.
Cuando las emociones que sentimos son positivas no solemos plantearnos que necesitemos cambiar nada porque nos sentimos bien. Pero ¿qué ocurre cuándo las emociones que sentimos son negativas? Lo primero es que nos hacen sentir malestar y eso no nos gusta. Muchas veces, por tal de evitar esa sensación, damos la espalda a eso que sentimos o intentamos minimizarlo quitándole importancia. Nos decimos cosa como; “ya se me pasará”, “no hay para tanto”, “tengo que ser fuerte”.
En un proceso de terapia emocional aprenderás que absolutamente todas las emociones que sientes son un tesoro porque te conectan con algo de ti mismo que es muy importante escuchar. Un terapeuta emocional te enseña a vivir conectado a lo que sientes y eso aumenta tu autoestima y tu capacidad de gestionar tu vida.
Un terapeuta emocional te enseñara a comprender y gestionar todas tus emociones y principalmente las que te causan mayor sufrimiento; el miedo, la tristeza y la rabia.
El miedo es una emoción que pretende protegerte de todo lo que puede ir mal, lo que ocurre es que cuando es muy intenso y perdura en el tiempo, puede convertirse en ANSIEDAD. La ansiedad te hace vivir en un estado continuo de alerta que es agotador y te quieta libertad y capacidad para tirar adelante tu proyecto de vida en sus diferentes ámbitos; laboral, en la pareja, en el ámbito familiar, de amistades y merma la relación contigo mismo dañando tu autoestima y haciéndote pequeño.
La tristeza no atendida, y si perdura en el tiempo, puede convertirse en depresión. La tristeza es una emoción que pide recogimiento, baja nuestra energía para que paremos a mirar que sucede y lo sanemos; una ruptura de pareja, la pérdida de alguien a quien queremos, un momento complicado con alguna amistad o algún familiar, no sentirnos valorados en el trabajo… La tristeza te quita la ganas de socializar y te pide estar por ti mismo para recuperar energía. Es contraproducente no atenderla y seguir como si nada porque tarde o temprano te parará.
La rabia es otra emoción muy importante que se trabaja en terapia emocional. La rabia es una emoción muy sana (como todas las demás) que bien gestionada te ayuda a poner límites, a no permitir faltas de respeto, te aleja de relaciones tóxicas y te empodera.
Es una emoción que tiene mala fama porque la asociamos a comportamientos poco asertivos como las peleas, agresiones verbales o físicas u otros comportamientos nada respetuosos. Pero la rabia bien gestionada nada tiene que ver con faltar al respeto ni herir a nadie, todo lo contrario.
Estoy a tu lado para avanzar con seguridad, profundidad y eficacia
Comprenderte, cuidarte y comprometerte para realizar los cambios que necesitas
Que la falta de recursos económicos no sea un impedimento
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